lunes, 29 de julio de 2013

"Mamá, no quiero ser profe de Inglés"

Warning: entrada muy personal. Also, muy fome.

Hay muchas cosas que no tengo claras en la vida, y no son del tipo "¿Dios existe?", "¿Quién soy?", "¿Por qué J.K.Rowling no mató a Harry en el último libro?", sino más bien: ¿Qué quiero ser cuando grande?... Si, cuando grande. Porque a mis 23 años siento que aún no sé nada sobre el futuro y no me siento preparada para enfrentar la adultez per se. Llevo casi cuatro años en la Universidad (sin contar el semestre gratuito que me llevé de otra carrera) y presiento que si me dejaran egresar hoy, probablemente me quedaría en un rincón llorando y pensando que mi futuro está en algún puesto de trabajo del Casa&Ideas. 



Como algunos -o nadie- sabrán, yo estudio una licenciatura. Meaning no tendré título universitario como aquellos que estudian Traducción o Pedagogía en x idioma. Ahora, yo no tengo problemas con eso. Mi querida Universidad ofrece sacar la pedagogía en un 1.5 años extra, y también puedes optar a otras universidades donde ese tiempo adicional es menos (1 años en la PUC, lo mismo en la UAH, etc). Pero a nadie le dicen que la pedagogía es sólo para hacer clases en colegio y yo, definitivamente: NO. TENGO. PACIENCIA. Amo a los niños y todo, pero ¿Te has sentado a hacerle una clase a un pequeño de 10 años? Valor. Yo no puedo. Pero institutos y universidades? Empresas y mineras? Now we're talking. Y eso me adentra en la verdadera -SI- razón de este post:

¿Profesión o vocación?

Mi experiencia debe ser muy parecida a la de muchos otros, así que me limitaré a hablar de los estudios superiores. Entrar a la u es otro cuento, sobre todo porque es, finalmente, la etapa más feliz de tu vida: estás estudiando lo que te gusta, donde tu elegiste hacerlo, donde la malla te llamó más la atención, donde hay gente como tu y ya no eres el geek de la clase. Compras tus calculadoras, diccionarios, lápices y cuadernos con portada de superhéroe. Ordenas la mochila la noche anterior y a la mañana siguiente te levantas una hora antes debido a la emoción que sientes (y porque los tacos pueden atrasar tu viaje). Llegas a tu nueva facultad con cara de newbie, sabes que todos te apuntan y dicen "Debe ser mechón", pero no te importa. Buscas tu sala y estratégicamente te sientas donde el profesor te pueda ver, mas no seas la primera persona que vea al momento de hacer una pregunta. Al momento después llega el profesor y les dice, "Buenos días, mi nombre es whatever-his-name-is y les vengo a decir que a mi no me gusta hacer esta clase, pero trataremos de aprender lo mejor posible...". Dicho esto, tomé mis cosas y me fui de la sala... bullshit. No me fui, pero esto sí pasó. Un momento infinitamente LOL mezclado con WTF. Porque yo no tengo becas (y aunque las tuviera) y no me parece invertir mi dinero (¿Es la educación un bien de consumo?) en alguien que no hará bien su pega (porque por eso le pagan al final de cada mes). Me parece absurdo que existan personas así, que seguramente dejaron pasar el tiempo y estiman más conveniente maltratar psicológicamente al alumno que adoptar un mejor approach para mejorar el aprendizaje. 




Las consecuencias de la mala calidad docente

Y pensemos que un mal profesor no sólo se traduce en malos resultados. Un mal profesor puede también estimular negativamente a alguien que estaba dispuesto a aprender. La mala voluntad respecto a enseñar, o a la forma de hacerlo, puede terminar con un alumno detestando la clase o, peor aún, detestando el ramo. A mi me pasa que, por ejemplo, que me gustan ciertas áreas de mi carrera. No me gusta la literatura que enseñan, pero sí la lingüística y todo lo que conlleva. Sin embargo, tuve y sigo teniendo una profesora bastante deficiente. Ese es otro tema de las universidades públicas o, más bien, de las facultades menos rentables que, por ende, reciben menos presupuesto para solventarse. Tener el mismo profesor para dos o tres ramos es un desgaste tanto para él mismo como para el alumno. Ahora bien, esta profesora puede ser sequísima en ciertas áreas, puede saber lo básico, hasta puede hablar Inglés bonito, pero tiene 0 vocación. ¿Por qué lo digo? Porque un buen profesor debería preparar sus clases con anticipación, donde lo más importante es el aprendizaje del alumno, y no dedicarse a que el alumno le arme la clase para que ella pueda tener material para clases futuras. Esto es de suma importancia si tienes esa clase sólo una o dos veces por semana. Poco a poco se va creando un vacío tremendo que culmina con malas notas al final del semestre, o una sensación de tiempo perdido. ¿Qué aprendí? Verdaderamente no lo sé, pero seguramente lo puedo resumir leyendo un libro de la materia en vez de pasar un semestre en una sala de clases calentando el asiento.

Por estas razones -y por otras más que no vale la pena dar porque aaaahhh- es que, sinceramente, lo más justo para el mundo que yo no sea la culpable de moldear equivocadamente la frágil mente de un infante. Sobre todo en un segundo idioma, donde la base del conocimiento es primordial. Es por esto que prefiero seguir con mis películas en inglés, mi música en inglés, mis juegos en inglés, mis series en inglés, y mi espacio para remoldear mentes adultas que puedan aguantar mis malas caras cuando no aprenden algo a la primera. 


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