martes, 10 de septiembre de 2013

La vida después de la vida.

Por ahí reflexionando sobre el futuro y esas cosas de "grande" se me vino a la cabeza lo que me dice mi hermano cada vez que nos vemos: "Y, ¿Qué  vas a hacer cuando termines la U?" Se me ocurrieron varias respuestas, pero siempre vuelvo a la misma: NO LO SÉ. Porque claro, tengo muchas ideas o, más bien, tengo un plan: Egresar, trabajar un par de años, juntar plata y experiencia, y finalmente virar lejos. Muy lejos. La verdad es que nunca me vi trabajando en Chile, es como lo que me tocó no más, pero si fuera por mi me iría ahora mismo. No tengo nada que me ate a este lugar (bueno si, mi mamá, pero me la llevo porque uña y mugre), no siento la necesidad de aferrarme a Santiago, conocer un tipo, casarme, trabajar, tener hijos, etc. O sea claro que quiero todo eso, pero lo quiero con alguien que quiera las mismas cosas, que me diga "Casémonos y vámonos a vivir a Finlandia". Así de arriesgado. Dispersa much? Probablemente, pero en mi mente siempre tuve la idea de vivir en otro lado, en otra cultura, donde nadie me conociera, donde pudiera empezar desde cero y todas esas cosas que lees en libros y ves en películas.

A mis 24 años siento que he vivido mucho. No tuve una adolescencia fácil y me tocó madurar muy rápido. Me han hecho daño y he confiado de más. Pero también lo he pasado bien. Viví en Estados Unidos un tiempo, me di el lujo de poder estudiar lo que me gusta, tengo muy buenos amigos y bueno, la vida en si es buena. Pero me siento cansada mentalmente, me urge cambiar de aire, de círculos, de rutinas. Dentro de todo lo extrovertida que soy a veces, en el fondo soy una persona muy piola y "livianita de sangre", como dirían. Me guardo todo y creo que es eso lo que me ha llevado a pensar que mi vida sería mejor en otro país, otro continente, otra tierra, donde pudiera hacer lo que quisiera. Eso aparte de que nunca me gustó Chile, ni su gente, ni su clima, ni vivir lejos de todo. Y ni ahí con que me tilden de antipatriota porque vivan las fiestas patrias.

A lo que voy es que cada uno tiene su cuento. Tengo compañeros que entraron a la universidad casados, o con hijos, o viviendo con sus parejas, o haciéndose cargo de una familia entera por a b o c motivo. Esas cosas te amarran. Y, pucha, yo siento la necesidad enorme de no atarme a nada que no me potencie (y que sea mutuo, obvio). Al final terminé siendo una amargada que por culpa de cierta gente piensa que la vida es mejor así. Y en estos casos es cierto, porque te da la libertad de planear, de salir, de conocer, de abrir la mente y salir de la burbuja. Y la mejor forma de lograr eso es o hacerlo sola o hacerlo con alguien que quiera las mismas cosas, que se arriesgue, que diga 'Fuck it, life's too short to care".

Y no importa si es pronto o no. Lo importante es hacerlo, que no quede sólo en palabras. La vida da muchas vueltas, pero let's face it: el 80% de lo que nos ocurre es gracias a nosotros mismos, nuestros actos y decisiones.

Así que por ahí vuelvo a escribir en este blog desde otro huso horario y se sorprenden un poquito.