sábado, 27 de julio de 2013

Haciendo memoria, me doy cuenta que tengo muchos traumas relacionados al cine y la televisión. Y es que cuando niños estamos expuestos a mucha información que, para bien o para mal, guardamos en nuestras cabezas y asociamos a miedos que duran, bueno, toda la vida.



A mis 7 u 8 años recuerdo haber estado en casa de mis abuelos con mi hermano (de ese entonces 12) viendo Stephen King's It. La teníamos en 3 o 4 cds en formato VCD, puesto que tiene una duración de 3 horas y 12 minutos, y nos CAGÁBAMOS de miedo (perdonando mi Francés). Cómo diría Kevin McCallister en Home Alone 2: ¡QUÉ BARBARIDAD!. La Coulrofobia (miedo a los payasos) es sin duda un mal a nivel mundial, que si es expuesto a este combo de novela + película seguramente matará en vida a más de un alma.



La famosa imagen del padre Merrin llegando a la casa de la poseída Regan McNeil no deja indiferente a nadie. Nunca. Jamás. Y es que El Exorcista es sino una de las películas más terroríficas del género. Filmada en 1973, fue objeto de muchas controversias y censuras. Personalmente, la vi por primera vez a mis 14 años. Mi papá nos llevó a mi hermano y a mi al Alto Las Condes para que viéramos el remake de la película, que traía "dos escenas nunca antes vistas". A pesar de ser rated 18+, me dejaron pasar a verla y OH DIOS CÓMO SUFRÍ. No estaba preparada. "Son sólo efectos especiales..." NO ME IMPORTA. Recuerdo que tenía tanto miedo que casi llegando al final usé la excusa del baño para esconderme y esperar que todo terminara. Volví al rato y ya estaban los créditos que, cómo si fuera poco, también me terminaron por traumar de por vida. Jamás olvidaré la canción de fondo... One More Time de Daft Punk. Y U DO THIS.



Clásico de clásicos. ¿Le Temes a la Oscuridad? fue una serie emitida por Nickelodeon durante 10 años. Si. Diez. Ni yo lo recordaba. Todo el ambiente que rodeaba la narración de las historias (niños, una fogata, noche... y oscuridad, duh) le daba el toque necesario para asustarnos en nuestras camitas. Recuerdo que AMABA verla, más tengo random recuerdos de algunos episodios, como por ejemplo: una niña fantasma que dejaba escritos en las paredes, la chica que pintaron como muñeca y quedó así, el ropero mágico en la tienda de disfraces, la cubeta que siempre apagaba la fogata al término del capítulo y, por supuesto, la aparición de un pequeño Ryan Gosling. Y para alegría de todos nosotros, las 7 temporadas se encuentran disponibles en the maravillosest Internet.




Willy Wonka (DA REAL Willy Wonka) era the creepiest tipo de su época. Y no sólo por su absurda vestimenta, si no porque... spoiler. Big time. Si no la ve aún, hágalo. No se quede con la idea de Johnny Depp regalando el golden ticket y blabla. El remake está bien para verlo un sábado en la tarde comiendo pizza con los primos chicos, pero la original es digna de una maratón del terror con las amigas comiendo chatarra. O con los amigos tomando cerveza. Y es que el desenlace de la película es tan pero TAN inesperado que te deja pasmado un buen rato. Sobre todo porque la pintan como una película para niños, netamente porque es mmm, bueno, una fábrica de chocolates. La vi una sola vez cuando era muy chica, y nunca más. Entre la extraña imagen de los oompa loompa y los pobres niños, juro por Zeus que hay que ser un cachín valiente para verla otra vez. Willy Wonka and the Chocolate Factory es todo menos una película para niños.

Dentro de todas mis mañas, ser miedosa y llorona es sin dudas producto de una infancia acompañada de estas películas y series, dentro de muchas otras. Será que la curiosidad y el morbo es más fuerte? Sea como sea, dan susto, pero son un mega MUST.

Y recuerda... todos flotan.



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