sábado, 14 de abril de 2012

Los mejores años de tu vida.

Por ahí viajando en la micro o caminando sin rumbo me pregunto cómo es la vida del estudiante universitario (en mi contexto, claro). Llevo cuatro años en la Universidad y me cuesta encontrar momentos donde un profesor de verdad nos haya dado un discurso sobre como prepararse para la vida después de los libros. Si, te hacen un profesional, pero eso no significa que aplicaré esos conocimientos a mi vida diaria. Es muy poco posible que utilice los fonemas del inglés cuando un taxi no me quiera parar, o que cite a Chaucer cuando vaya a una entrevista laboral y me digan "Gracias por venir, te llamaremos". Ciertamente es que pocas veces me preocupo del futuro cuando voy a la facultad. Lo primero que hago cuando llego es buscar a mis amigos, conversar, tirar bromas, relajarse, y en el fondo del corazón esperar que el profesor se atrase, o que simplemente no llegue. De ahí dormir en clases o tomar apuntes hasta la hora de almuerzo, que o bien sirve para almorzar efectivamente, o para leer apurado lo que no leíste para la siguiente clase. Ya a la tarde lo único que quieres es largarte. Es idiota de parte de un profesor pensar que uno va a escucharlo hablar cuando son las seis de la tarde y en lo único que piensas es en el tráfico de vuelta a casa, en comer, y en dormir. Y así al día siguiente. La vida del estudiante es muy cíclica y rutinaria. Lo único que va cambiando es la materia a estudiar, o el tema del próximo ensayo literario. Pero depende de uno hacerlo más ameno; mentalizarse todos los viernes para compartir una cerveza después de clases, planear fiestas para los cumpleaños próximos, hablar del compañero nuevo (si está bueno o si es un nerd), etc. Bien dicen que en la universidad vives los mejores años de tu vida, y que conoces a tus verdaderos amigos, los que estarán contigo para siempre. Quien sea que haya dicho eso, yo le creo.

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