lunes, 17 de octubre de 2011

countdown #1



En sesenta y dos días me voy de Chile, y no quiero. NO QUIERO. O sea si, pero no. Todas las razones que me hicieron planear este viaje ahora me atan de vuelta a un lugar, a una persona, a una sensación que rehúso dejar atrás por miedo a no tenerla cuando regrese. Me quise ir porque estaba triste, sin rumbo, sin planes. La vida no tenía mucho sentido... ¿Ir a clases? ¿Estudiar? ¿Pololear? ¿Carretear? ¿La familia? Nada. Por alguna razón sentía que el destino me quitaba lo mejor que me había dado, y pasé de tenerlo todo a tener nada. NADA. 
Era Marzo y la Karla que todos conocían se había ido. La penumbra inescrupulosa se había apoderado de mi distinguida felicidad, y me transformé en la sombra de lo que jamás quise ser. Y así, de la nada, encontré la forma de tapar el sol con un dedo: viajar. Siempre he querido viajar; por el inglés, por conocer, por expandir la mente, o simplemente por hacer algo. Y de pronto ese sueño se volvió algo concreto, y hoy me encuentro con pasaporte en mano esperando un incierto dieciocho de Diciembre, que espero traiga más alegrías que zozobras.
Pero ahora no me quiero ir.¿Por qué? Porque tengo una familia de quién preocuparme, un pololo que no quiero dejar, amigos que necesito para vivir, y una rutina tan propia que dejarla desestabilizaría cualquier sistema. Estaré en Estados Unidos por catorce semanas, y tal vez trabajando el tiempo pase más rápido que lo que probablemente querré. Y por esto quizás pensarán que catorce semanas no es nada... puede ser, pero para mi, por estos días, catorce semanas suena a una eternidad que ciertamente no pedí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario